En nuestro país, la industria musical y cultural está concentrada principalmente en Santiago. Esto significa que la mayoría de las oportunidades —estudios, productores, medios, festivales— se encuentran en la capital, dejando a regiones como las mías en un segundo plano. Para quienes estamos fuera de Santiago, surgir y ser escuchados es una lucha constante.
No ha sido fácil abrirme camino. Muchas veces he sentido que hay una barrera invisible que limita el a recursos y visibilidad, simplemente por estar lejos del centro. Sin embargo, esta dificultad también me ha hecho más fuerte y creativo. He aprendido a aprovechar las herramientas digitales, a construir una comunidad fiel desde cero, y a representar con orgullo la cultura y las historias de mi tierra.
Creo firmemente que la descentralización cultural es un desafío que debemos enfrentar como país. No solo porque es justo, sino porque Chile es mucho más que Santiago: somos diversidad, somos talento en todas las regiones, y merecemos ser parte activa del desarrollo cultural nacional.
Mi experiencia me ha enseñado que surgir desde el sur es posible, pero requiere apoyo, oportunidades y reconocimiento real. Por eso, hago un llamado a los medios, gestores culturales y público en general a mirar hacia nuestras regiones, a valorar el trabajo que hacemos y a abrir espacios para que artistas como yo puedan seguir creciendo y aportando con nuestra música.
Surgir desde el sur no es solo un desafío personal, es una lucha colectiva por una cultura más inclusiva, diversa y rica para todo Chile.